jueves, 14 de febrero de 2013

¿Y ahora qué?

Las lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia y su pelo se enredaba por culpa del terrible viento, que, a su vez, provocaba un ruido ensordecedor al mover las ramas de los árboles. Su mirada estaba perdida, estaba sentada sola, en el banco del parque que pega a la segunda salida, aquella por la que él se había marchado hacía apenas unos segundos. La historia se repetía, volvían los gritos, las malas caras y los llantos. No daba crédito a todo lo que estaba pasando, no podía creer que el tiempo hubiera desgastado de ese modo todo el amor que un día hubo entre ellos.
Cualquier otro día, nada más verle salir huyendo, se hubiera levantado y hubiera corrido tras el para pararle y decirle que le quería, que todo había sido un mal entendido, que eran un par de idiotas que se querían y que al fin y al cabo, ¿qúe harían el uno sin el otro? Pero ese día no, quizás porque era eso lo que él quería, lo que él esperaba; quizás porque ya estaba cansada de que siempre se repitiera la misma historia; quizás porque se había dado cuenta de que era hora de empezar a quererse y dejar de quererle.
Secó sus lágrimas, se fue, todo había terminado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Chat gratis