jueves, 12 de diciembre de 2013

El arte de esperar.

Ojalá querer a quien te quiera, ojalá elegir con quién olvidar, pasar el rato, la noche entera, la vida.
Pero no, no es así, y menos mal. Si fuera así no tendríamos qué olvidar, no tendríamos por quién dejarlo todo, no nos moriríamos de ganas por ver pasar las estaciones con nadie, todo sería monotonía, facilidades, todo sería aburrido.
La realidad es que da igual las veces que pidamos querer a quién nos interesa y no a quién realmente queremos, que hasta que llega la persona adecuada, hay más días malos que buenos; pero también es verdad que cuando por fin llega esa persona, llegan infinitos días buenos.


Vuelves a construir para arrasar. Todo mal, una vez más.

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