miércoles, 20 de febrero de 2013

¿Y ahora qué?

Decían que solía tener luz propia, que era sol, que el día se alegraba si salía, que era puro fuego. Ahora, luna, sólo brilla si es un segundo el que le aporta luz. Se apagó el brillo de sus ojos. Ya no sale, y si lo hace, desea no ser vista. No quiere que la conozcan, sabe que eso sólo le dará el poder a otros de destruirla, sabe que todos se irán tarde o temprano. Quedará vacía.
Ya no viste de color. Juega con las sombras mientras la lluvia (fiel amiga) la acaricia y hace cosquillas, ella ríe. Es la niña de los ojos tristes, es ella, la de la sonrisa forzada.

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