sábado, 1 de junio de 2013

Tu cama, la mía, la nuestra.

Apenas hay ropa en mi armario que no me hayas quitado, aunque tampoco me sorprende. Tantas veces nos pudieron las prisas, los nervios, el calor de verano... tantas veces mi ropa en el suelo de tu cuarto. Y es que digas lo que digas, mis zapatos de tacón siempre quedarán mejor al pie de tu cama que en los míos.
Que la sombra de nuestros cuerpos en la pared de tu cuarto está considerada la octava maravilla y el que no lo vea así (está loco) no entiende de arte. Ya no me acuerdo de cuándo tu cama dejó de ser tuya para ser nuestra, de cuándo dejamos de ser dos para ser uno; tampoco recuerdo el momento en el que decidí que confundirme y perderme en tus sábanas era lo que quería, pero eso ya es otra historia, eso ya no me importa.

4 comentarios:

  1. Buena entrada, irse a dormir y levantarse con la persona que quieres es estar en el mismo cielo y no hay más que hablar.
    Besazos :)

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  2. Como echaba de menos una entrada tuya... muy bonita entrada!

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    Respuestas
    1. Gracias mi niña y perdona por tardar tanto en pasarme, un beso grande <3

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