sábado, 21 de diciembre de 2013

Ya no hay cinco, ya no hay nada.


A los árboles ya no se les caen las hojas, ya no les quedan, están desnudos, llegó el invierno. Hace un frío helador que se cuela por cualquier hueco del abrigo y te cala hasta los huesos. Estoy sola, en mitad de este inmenso parque del centro de la cuidad que iluminan las luces de Navidad. Vaya estampa, podría ser la protagonista de cualquier felicitación de navidad, apenas faltan unos copos de nieve y un "Felices fiestas" que presida la parte superior de la postal.

Cualquiera que pase se preguntará que qué hago aquí, sola, con el frío que hace. Me limito a escuchar el sonido de los coches, el silbido del viento y las campanadas del reloj de la iglesia que tengo en frente. No me importa pasar frío. Éste me hace sentir, me hace saber que estoy, que sigo. Simplemente necesito estar sola, quizás porque en el fondo espero aparecer de pronto en otro lugar donde no haya pasado el tiempo, donde todo sea como era antes, cuando todo iba bien, cuando aún lo éramos todo. La realidad es otra, la realidad es que ya no hay vuelta atrás, que cada vez hará más frío, que los árboles no volverán a tener hojas en mucho tiempo y que sigo sola. Las lágrimas empiezan a deslizarse por mi cara, el viento se hace más fuerte.

(Ya no es desilusión, ni decepción, ahora es miedo, ahora sí sé que estoy completamente sola.)

Fin.


2 comentarios:

  1. Simplemente, me ha encantado cómo has dicho todo.
    Me encanta el blog ^^ Puedes pasarte por memoriesonthesky.blogspot.com
    Es nuevo el blog, me harías un gran favor.
    Gracias! Feliz año nuevo!!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, me alegro de que te guste.
      Te leeré en cuanto tenga un ratito de verdad :)
      Muy feliz año para ti también.
      Un beso!

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