martes, 24 de enero de 2012

tú perdición, tú deseo.


Todo quedó aquí en este cuarto sin ventanas, donde te quise y te adoré y he llorado tu ausencia. Paredes que guardan llantos, gritos y miradas que nos dedicamos noches y madrugadas.
Ser el mayor de mis placeres y mi tortura, quién es capaz de manejar mis sentimientos a su antojo, manejarme de forma caprichosa. Te convertiste en mi droga, mi perdición, mi deseo; te sueño sin estar dormida, te pienso a todas horas. Quererte demasiado, tanto, que en ocasiones me olvidé de mí misma.
Me atreví a darlo todo por ti, a quererte y ahora no soy capaz de dejarlo, porque esto es lo que quise para mí, esto es lo que quise para mi vida, esa que me tocó vivir a mí y manejar a ti.
Atrévete a quererme, a darlo todo por mí, a que sea lo primero que veas cada mañana, a apostar todo al mismo número, si no arriesgas no ganas


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